La patada inicial, el Kick-off, la primera reunión oficial. Llámalo como quieras, pero siempre es un momento especial. Es el instante en que todos los que estarán involucrados en la implementación se ven las caras, se alinean, y confirman el camino.
¿La diferencia en este caso?
Todavía no han pagado.
“¿Pero no confías en ellos?”
“¿Crees que van a jugarte una mala pasada?”
No. Confío plenamente.
Pero ya sabes cómo es: uno puede arrepentirse hasta que el anticipo no esté pagado.
De hecho, el anticipo es eso: un símbolo de compromiso mutuo. Para tener, como decimos por aquí, carne en el brasero.
Y aún sin ese pago confirmado… nosotros ya estábamos trabajando.
El dilema de la base de datos
Hace unos días, el cliente nos envió un respaldo completo de su base de datos. Todo lo que necesitábamos para hacer un análisis profundo.
Claro, no teníamos las fuentes de Odoo, así que no podíamos montarla en la plataforma completa, pero sí lo hicimos en PostgreSQL. Y aquí viene lo cool (al menos para mí): conectamos esa base con un bot en Telegram que responde consultas en lenguaje natural.
Así es: un usuario autorizado puede escribir algo como “muéstrame las ventas del último trimestre por cliente” y obtener el resultado directo.
Un sistema que combina datos reales, IA y automatización.
Se lo mostré al equipo con suma emoción, esperando impresionarlos.
¿Y la reacción?
Frialdad polar.
Cero impacto.
Pero lo peor no fue eso.
Me dijeron (mi equipo interno, mi respaldo) que esa base no es útil.
¿¡Cómo!?
¿Una base con toda la información histórica, inútil?
Yo, frustrado, pregunté:
“¿Qué necesitas que no está ahí?”
“¿Quieres que volvamos a pedirle datos al cliente, después de que ya nos entregaron todo?”
Ellos insistieron.
Y aunque estaba molesto… también soy consciente de algo:
Confío en mi equipo.
Ya lo hemos hecho antes. Y aunque a veces quieren hacer cosas muy distintas, muy “de cero”, esa energía viene de un lugar sano: ganas de hacer algo espectacular.
Me convencieron.
¿A quién engaño?
Me vencieron.
¿Me siento mal?
Para nada.
Me da gusto. Porque prefiero un equipo que defiende sus ideas con convicción, que uno que solo acata.
El Kick-off
Ah, sí. El Kick-off.
Con tanto rollo con la base de datos, casi se me olvida contarte eso.
Fue excelente.
El equipo de Gadint es extraordinario: comprometidos, disciplinados, cero ganas de perder tiempo.
Nos entregaron toda la información, pero no sin antes preguntar:
“¿Y la base de datos que les dimos? ¿No pueden sacar todo de ahí?”
Tuve que contenerme para no decir “te lo dije”.
Pero claro… no era el momento.
La verdad es que ya están sacando todo de ahí. Y yo solo estoy nervioso no porque quiera que salga bien: Quiero que salga perfecto.
Y la Facturación Electrónica…
En medio de todo, alguien del equipo me lanza:
— Yo no sé nada de Facturación Electrónica en República Dominicana. Yusnier, ¿tú me puedes orientar?
Respiro.
— ¿Cómo que no sabes? Creamos un grupo exclusivo con los expertos. ¡No has hecho ni una consulta! Llevamos semanas trabajando en la Facturación electrónica, tenemos avances, ¿y no tienes idea de cómo funciona?
(No lo dije así… solo lo pensé. Pero igual lo pensaba.)
Luego lo pensé mejor...
— Bueno, entiendo. Tú te acabas de sumar al equipo, y este trabajo lo estuvimos realizando con otras personas. Eres de los mejores desarrolladores y claro que tienes que ponerte al tanto. Somos un equipo, así que veamos cómo nos apoyamos.
Y al fin, cómo en realidad lo abordamos...
— A ver. ¿Estamos claros de que la Facturación Electrónica es la prioridad número uno del proyecto? Entonces...
Osmar saltó para ayudar...
— Yo puedo ayudar. Veámonos en 15 minutos, te muestro detalles del proceso, y nos ponemos al tanto con todo.
Problema casi resuelto. Y justo cuando estaba por continuar, me llega la notificación:
¡Pagaron el anticipo!
🎉 ¡Ahora sí!
El compromiso es mutuo. El proyecto está confirmado.
Tenemos luz verde para seguir.
Y ahora sí: vamos con todo.
Diario de una Implementación - Gad Intermec (Gadint) - El Kick-off